La entrada de hoy está
dedicada a una figura que resulta importante porque como escritor, fue uno de los pocos, si no el único, en redactar su obra en
árabe y en una lengua europea, en su caso el catalán. El autor perdura en la
memoria de los ciudadanos de los Países Catalanes hasta bien entrado el siglo
XIX, ya que su obra Llibre dels bons
amonestaments tuvo una gran difusión en la escuela de esa época. El autor
nace en 1352 en Palma de Mallorca. La dinastía almohade ya había caído para
entonces, ya que lo hizo en 1229, conquistando las Baleares Jaime I el
Conquistador, que era en la época Rey de Aragón, Conde de Barcelona y Señor de
Montpellier. Fue una figura muy importante en la expansión de la lengua
catalana y en el desarrollo de su literatura.
Me parece interesante
hablar de este escritor tanto por introducir la influencia andalusí en las
islas Baleares, como por destacar el recuerdo que de él tiene la sociedad
tunecina, que abarca en la medina de la capital la tumba de Turmeda, ahora
veremos por qué.
Anselm Turmeda fue
monje franciscano, estudió física, teología y astrología en Lleida. Cuando se
convirtió al islam, cambió su nombre por el de Abdallah at-Tarjuman, hábito
bastante usual entre los cristianos convertidos al islam (el de cambiar el apellido).
Curiosamente, según explica en una entrevista el editor de sus obras, Alexander
Fidora, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, durante un largo
tiempo no se supo que Anselm Turmeda y Abdallah at-Tarjuman fueran la misma
persona. Anselm Turmeda se trasladó a Túnez tras su conversión. Y fue una
figura destacada en el ámbito del comercio, porque controlaba las aduanas del
puerto de la capital. Murió en 1423 en esta ciudad. En sus obras reflexiona
sobre temas morales, en muchas ocasiones dirigiéndose a los cristianos, incluso
después de convertido, guardando el respeto y la buena relación con éstos,
salvo en su última obra, escrita en árabe, titulada L'obsequi de l'home ilustrat per atacar los partidaris de la creu ,
en la que escribe sobre su formación y sobre su conversión, y resulta por ello
un algo menos amigable que las demás, aunque manteniendo el todo humorístico
que le caracteriza. También incluye esta obra un aparatado sobre la historia de
Túnez.
Mikel de Epalza, que ha
estudiado a este autor en profundidad, resume que entre las causas principales
de su conversión se encuentran las siguientes: El islam es la mejor de las
religiones, las escrituras cristianas han sido falsificadas, Jesús es sólo
hombre y profeta, y todo lo cristiano es falso y absurdo. Pueden parecer
afirmaciones muy radicales, sobre todo enumeradas de esta forma sin argumentar,
pero algunas tienen su fundamentación en hechos objetivos, como por ejemplo el
poder material del Papa en la Iglesia o la contradicción del perdón de los
pecados por parte del clero en relación con la idea de la supremacía de Dios
sobre los hombres. Otra de sus obras, originalmente en catalán, La Disputa de l´ase, fue prohibida por
la Inquisición por ataque al clero y al sistema de gobierno antidemocrático
vigente en ese momento.
A continuación, os
presento las fotos que hice a la tumba de Anselm Turmeda, situada en una de las
puertas de salida de la medina de Túnez.
Interesante la confusión -ya aclarada- entre los dos nombres del escritor. Me ha recordado instantáneamente a Ibn Gabirol o Avicebrón o llamado de siete maneras más, filósofo y poeta andalusí y judío, que hasta el siglo XIX no se le reconoció como un solo hombre. Cambio de nombre por cambio de religión o simplemente traducción del hebreo al latín (como fue el caso de Gabirol)... y tu individualidad se queda desintegrada en una fatal pluralidad de personas que se resuelven en una sola.
ResponderEliminarMuy interesante la entrada, Teresa. Un saludo.