lunes, 29 de abril de 2013

Apunte de gastronomía judía sefardí

Después de varias semanas intentando acercarme al restaurante judío de la Goulette, a pocos kilómetros de la capital de Túnez que es, si no el único, uno de los pocos restaurantes kosher que quedan en el país,por fin lo he conseguido, y con este motivo os presento una nueva entrada:
Los judíos que residen en Túnez son muy pocos hoy en día. Si embargo, la historia de los judíos tunecinos es muy interesante y larga. Se estima que los judíos llegaron a Túnez hace aproximadamente 2.300 años, acompañando a los fenicios en sus rutas comerciales. A diferencia de los judíos, los fenicios rendían culto a una religión politeísta, y por ello las tribus autóctonas del desierto tunecino prefirieron adoptar el judaísmo que dicha religión. Hoy en día ese judaísmo pretalmúdico sigue vigente en la comunidad judía de Djerba y de Zarzis, y es denominada comúnmente familia judía de los tunsa, por tener sus fieles raíces en esta tierra tunecina antes que ningún otro habitante. En el caso de los judíos sefardíes, estos llegaron tras la expulsión de España de 1492, ya sea de forma directa desde España, como a través de Italia o Francia (pero procedentes de España), donde las expulsiones en algunas ciudades fueron algo posteriores. A estos judíos se les llama los grana, y se establecieron a su llegada a Túnez principalmente en la capital y en sus alrededores, así como en algunos de los pueblos andalusíes, fundados por los primeros moriscos llegados a la zona, antes incluso de ser expulsados en el siglo XVII, como es el caso de Testour por ejemplo. En Túnez los judíos han vivido momentos difíciles, que han determinado que el número de los mismos pase a ser de unos 300.000 a principios del siglo XX a 1500 en todo el país en los últimos años. Cuando se extendió  la presencia en Túnez de los españoles en el siglo XVI como centro de ataque contra el imperio otomano, se iniciaron también nuevos ataques por parte de éstos a la población sefardí recién expulsada, que se vio obligada en ocasiones a convertirse superficialmente al islam y a adoptar un apellido árabe, para lo cual eligieron apellidos muy vistosos que fueran fácilmente distinguibles, como es el caso de varios nombres de  especias o de utensilios culinarios.Los ataques no sólo provenían del exterior, las propias comunidades judías procedentes de estas dos diferentes raíces también tenían sus conflictos, y no compartían ni los lugares de culto ni los centros educativos. Ambas comunidades se reconciliaron tras la creación de la Gran Sinagoga de Túnez capital, que unificaba ambos cultos limando así las asperezas entre los practicantes de esta religión. Desde la creación de Israel, el número de judíos ha ido descendiendo progresivamente, y este descenso se ha visto impulsado por las políticas antijudías que se desarrollaron en el país durante algunos años tras la independencia de Francia a mediados del siglo pasado. 
Ahora, después de entrar un poco en situación, podemos entender lo importante que supone para esta comunidad seguir manteniendo su sello de identidad en este país, sobre todo como comunidad sefardí, ya que la más antigua se mantiene en Djerba con más facilidad dad la importancia de la sinagoga que acoge este lugar, que es lugar de peregrinación de judíos de todo el mundo, y por lo tanto en alguna medida, punto de interés que hace que la cultura judía de la zona de Djerba no se pierda con tanta facilidad como la de otras zonas menos representativas. En este sentido este restaurante es muy interesante, porque no sólo ofrece una degustación de platos judíos bien tradicionales, varios de ellos de herencia andalusí, como es el caso de las albóndigas de pescado, el cocido, los callos o la fabada, prescindiendo todos ellos del cerdo claramente, sino también un museo de las costumbres judías y de sus representantes culturales en el país a lo largo de los tiempos, que es también un buen indicador de identidad para esta pequeña comunidad. Resulta muy curioso poder observar como una vez más, en este caso en un ámbito diferente como es la gastronomía, los judíos vuelven a conservar aspectos de su tradición andalusí permitiéndonos así recuperar una parte de la memoria histórica de al-Andalus que es algo más difícil de descubrir que la historia, me refiero a las costumbres cotidianas claramente. 
Según he podido averiguar sin embargo, a diferencia de otras comunidades sefardíes, como es el caso de la turca por ejemplo, la lengua judeoespañola ha dejado de ser utilizada por esta comunidad, que usa el árabe y el francés como medio de expresión, manteniendo mucho más el judeoárabe, lengua a la que encontramos traducida en el museo la obra del Conde de Montecristo. El judeoárabe fue utilizado hasta la colonización francesa como lengua de expresión escrita de la población judía sefardí tunecina, y fue en el período colonial tristemente sustituida por el francés. Según se puede apreciar en el museo, los judíos sefardíes de Túnez, han participado en los distintos aspectos de la cultura de su país de forma bastante directa. En el caso de la pintura, en la Escuela de Túnez más del 80 por ciento de los representantes son judíos, y en el caso de la música, incluso la música malouf de la que hablaba en la anterior entrada tiene casi tantos representantes judíos como musulmanes. 
Realmente, esta entrada tiene como objetivo explicar la evolución histórica y cultural de los judíos sefardíes en Túnez, partiendo de la visita al restaurante sefardí de la Goulette y a su museo judío. Gran parte de la información aquí presente, ha sido proporcionada por el propio dueño del restaurante, y contrastada posteriormente.  



Menú del restaurante


Tabla comparativa del museo entre la comida halal y kosher


Foto del entierro de un rabino en la Gran Sinagoga de Túnez


Museo judío la Goulette


Museo judío la Goulette


Foto del 14 de enero 2011 en el restaurante,simplemente me ha gustado y os la adjunto.

jueves, 18 de abril de 2013

Festival Malouf

El polifacético Ziryab fue entre otras muchas cosas, un gran músico y poeta, que viajó de Bagdad a al-Andalus para trabajar en la corte de Abd al-Rahman II, pasando antes de ello por Ifriqiyya. A su llegada a al-Andalus, sentó las bases de un tipo de música que es el que compete a esta nueva entrada del blog, la música Malouf. Esta música fue cultivada en al-Andalus y tras la reconquista, fue importada a Ifriqiyya por los moriscos emigrados, que se iban estableciendo progresivamente en la zona, hasta que en 1609 se produjo su expulsión definitiva y hubo una emigración en masa que promovió incluso la creación de ciudades moriscas propias en Ifriqiyya. El número de ciudades y pueblos moriscos fundados en Ifriqiyya por estas fechas oscila en torno a los veinte, que presentan un modo de vida muy similar al de al-Andalus en períodos anteriores en aspectos tan variados como la gastronomía, los cultivos, la arquitectura, la música o la lengua. Existen testimonios de viajeros afirmando que incluso un siglo después de su establecimiento en Ifriqiyya, seguían existiendo en estos pueblos escuelas en lengua castellana, aunque puede que esto no nos sorprenda después de conocer la historia de conservación del ladino, que es mucho más asombrosa. Entre todas estas prácticas como acabo de decir, se encuentra la práctica musical, que se establece en estas ciudades, arraigándose profundamente a la cultura del país. Esto ocurre hasta día de hoy, ya que el Malouf se sigue considerando la música tradicional de Túnez y se canta en bodas y circuncisiones, además de tener cierto espacio en el panorama musical moderno, siempre a la sombra de los nuevos grupos egipcios.Es una música muy especial, que tiene sus equivalentes en el resto del Norte de África (Marruecos, Libia y Argelia).Está basada en ritmos poéticos clásicos como la qasida o tradicionales como la moaxaja y el zéjel, y viene acompañada de un pequeño grupo de orquesta,compuesta habitualmente por laúd, cítara, tambor y flauta. En tiempos del gobierno otomano en Túnez, muchos rasgos otomanos se fusionaron con los andalusíes en este tipo de música.
El Baron Rodolphe d´Erlanger ha trabajdo mucho por preservar esta música y ha creado incluso un conservatorio en Túnez para el estudio de sus reglas y su historia. 
Actualmente, en la ciudad de Testour, en el interior de Túnez y a una hora de la capital, se sigue celebrando un festival de música Malouf. En 2012 cumplió la 46 edición del festival, que se viene haciendo desde 1967,y que reúne en torno a esta ciudad, que es un ejemplo viviente de cultura andalusí por la cantidad de cultura material que aún en ella se conserva,a los mejores músicos Malouf del país. El festival se hace en torno a la tercera semana del mes de julio de cada año. 
Adjunto un vídeo de uno de los músicos más famosos, y un link que habla sobre el festival aunque está en francés.

Vídeo

Información sobre el festival

martes, 9 de abril de 2013

Exposición de pintura: Les Jardins d´Al-Andalous

El otro día paseando por Túnez, donde estoy haciendo un curso de árabe, pasé por delante del Instituto Cervantes y me llamó la atención el cartel de una exposición sobre al-Andalus, entré a echar un vistazo, y resultó ser una bonita exposición de 30 acuarelas y 10 óleos bajo el título de Jardines andalusíes en castellano y Les Jardins d´Al-Andalous en francés. Resulta interesante el fenómeno, porque es un ejemplo más de la presencia de al-Andalus en el imaginario árabe, esta vez traducido en pintura y no en palabras o en textos. El artista, Moncef Zayane, es un pintor tunecino cuyos temas suelen orientarse hacia la naturaleza y especialmente hacia el mar Mediterráneo, a orillas del cual tiene su galería. En esta ocasión, ha decidido abarcar el tema de la naturaleza en al-Andalus, y concretamente en sus jardines, a los que se imagina similares a aquellos que encuentra cada día en su ciudad natal, con adornos florales y geométricos por todas partes, abundantes fuentes, arcos, palmeras, agua, y tantas otras características que nos remiten a aquellos que en nuestra tierra, siguen hoy en día siendo ejemplo de la presencia árabe de aquella época, y que en definitiva, nos hacen seguir teniendo algo en común con estos ciudadanos del otro lado del Mediterráneo. 
Me interesa resaltar una vez más, lo que supone para una persona que entra al Cervantes para conocer algo sobre España, su lengua o su cultura, y se encuentra con una exposición con esta temática, desde luego no podemos menos que sentir, que al-Andalus sigue presente en el imaginario de todos sus participantes de una manera bastante fuerte, sobre todo a pesar de todo el tiempo que ha corrido desde entonces.
Aquí os dejo un par de fotos que saqué en la exposición para que os hagáis una idea: